domingo, 28 de agosto de 2011

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Ensayo 

PENSAMIENTO
El cerebro es muy poderoso ya que realiza varias funciones como el pensamiento que es un proceso que permite: comprender, analizar y almacenar información esto es “PROCESAR INFORMACIÓN” esto se lleva a cabo gracias a impulsos eléctricos de esta forma llaga la información al igual que en el “SISTEMA NERVIOSO CENTRAL” que tiene la función de recibir y procesar sensaciones y regresar la respuesta a estas y se compone por: el encéfalo y la “MEDULA ESPINAL”.
La medula espinal realiza la función del movimiento instantáneo como es el auto reflejo también como indica el texto “CUÁL ES LA VELOCIDAD DEL PENSAMIENTO” (Isaac Asimov 1920-1992)  nos damos cuenta que no se puede realizar una acción si el sistema nervioso central no da la orden, como lo indica el texto.
También dentro del pensamiento se encuentra la capacidad de la imaginación que nos permite crear como en el texto “EXILIO” (Edmond Hamilton 1904-1977)  por esto me doy cuenta que todo se relaciona mediante el pensamiento ya que aunque son 5 textos diferentes se relacionan entre si los temas de cada texto que podrían ser la imaginación, procesar la información, velocidad del pensamiento y el sistema nervioso central todo se relaciona en nuestro cerebro.
Bibliografía:
“Cien preguntas básicas sobre la ciencia”, Isaac Asimov, Alianza Editorial,   México 2010.
“Exilio”, Edmond Hamilton en “Antilogía de Ciencia Ficción”, Bernal Ricardo, Editorial Alfaguara, México 1997, 195pp. 
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texto 5 

Medula espinal
La médula espinal es la región del Sistema Nervioso Central que se encuentra alojada en el conducto raquídeo encargada de llevar impulsos nerviosos a los 31 pares de nervios raquídeos, comunicando el encéfalo con el cuerpo, mediante dos funciones básicas: la aferente, en la que son llevadas sensaciones sensitivas del tronco, cuello y los cuatro miembros hacia el cerebro, y la eferente, en la que el cerebro ordena a los órganos efectores realizar determinada acción, llevando estos impulsos hacia el tronco, cuello y miembros. Entre sus funciones también encontramos el control de movimientos inmediatos y vegetativos, como el acto reflejo, el Sistema Nervioso Simpático y el Parasimpático.

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texto 4 


Sistema Nervioso Central 
El sistema nervioso central (SNC) está constituido por el encéfalo y la médula espinal. Están protegidos por tres membranas: duramadre (membrana externa), aracnoides (membrana intermedia), piamadre (membrana interna) denominadas genéricamente meninges. Además, el encéfalo y la médula espinal están protegidos por envolturas óseas, que son el cráneo y la columna vertebral respectivamente.
Las cavidades de estos órganos (ventrículos en el caso del encéfalo y conducto ependimal en el caso de la médula espinal) están llenas de un líquido incoloro y transparente, que recibe el nombre de líquido cefalorraquídeo. Sus funciones son muy variadas: sirve como medio de intercambio de determinadas sustancias, como sistema de eliminación de productos residuales, para mantener el equilibrio iónico adecuado y como sistema amortiguador mecánico.
Las células que forman el sistema nervioso central se disponen de tal manera que dan lugar a dos formaciones muy características: la sustancia gris, constituida por los cuerpos neuronales, y la sustancia blanca, formada principalmente por las prolongaciones nerviosas (dendritas y axones), cuya función es conducir la información. En resumen, el sistema nervioso central es el encargado de recibir y procesar las sensaciones recogidas por los diferentes sentidos y de transmitir las órdenes de respuesta de forma precisa a los distintos efectores. Y se puede decir que el sistema nervioso central es uno de los más importantes de todos los sistemas que se encuentra en nuestro cuerpo.

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Texto 3
PROCESAR LA INFORMACIÓN
El cerebro humano consiste en millones de neuronas y cada órgano del cuerpo tiene su particular centro en el cerebro. La información recibida a través de los sentidos es transferida a través de las neuronas por un proceso electroquímico. A través de intercambios electroquímicos entre las neuronas, el cerebro recibe, analiza y transmite toda la información necesaria para llevar a cabo sus funciones.
Cuando los impulsos eléctricos llegan a un centro específico del cerebro, se crean pautas electroquímicas. El cerebro compara y contrasta estas pautas con la información que ya está almacenada en su memoria, y como resultado, una persona responde a una situación basada en la interpretación de la información almacenada en la memoria.
Nuestro cerebro funciona como un ordenador. Cada vez que nos encontramos con una nueva idea o con un objeto desconocido, esta información es procesada en nuestra mente igual que cuando una persona presiona una tecla en el techado de un ordenador. El cerebro entonces compara esta nueva entrada con la información ya almacenada en su memoria. Basado en esta información, nosotros aceptamos o rechazamos la nueva idea. Este proceso se llama usualmente "pensar". Por tanto, la aceptación o el rechazo de las nuevas ideas están basados en información limitada obtenida a través de los sentidos y de la información almacenada en la memoria.
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Texto 2  
Cien preguntas básicas sobre la ciencia
Asimov Isaac
95.- ¿Cuál es la velocidad del pensamiento?
Depende de lo que entendamos por "pensamiento".
Puede que queramos decir "imaginación". Uno puede imaginarse que está, aquí en la Tierra, y un segundo más tarde que está en Marte o en Alpha Centauro o cerca de un lejano quásar. Si es eso lo que entendemos por "pensamiento", entonces puede tener cualquier velocidad hasta el infinito.
Sí, pero uno no recorre realmente esa distancia ¿verdad? Aunque yo me imagine que estoy presenciando la formación de la Tierra no quiere decir, que haya hecho un viaje a través del tiempo. Y aunque me imagine en el centro del Sol no quiere decir que pueda realmente existir en esas condiciones.
Para que la pregunta tenga algún significado científico es preciso definir "pensamiento" de manera que su velocidad pueda realmente medirse por métodos físicos. A este respecto recordemos que si podemos pensar es porque hay unos impulsos que pasan de célula nerviosa a célula nerviosa. Cualquier acción que dependa del sistema nervioso depende de esos impulsos. Al tocar un objeto caliente retiramos la mano, pero no lo podremos hacer hasta que la sensación de calor pase de la mano al sistema nervioso central y luego otro impulso nervioso pase del sistema nervioso central a los músculos.
El "pensamiento" inconsciente que implica todo esto, “noto algo caliente, y más me vale quitar la mano porque si no me la quemaré", no puede ser más rápido que el tiempo que tarda el impulso nervioso en recorrer el trayecto de ida y vuelta. Por consiguiente, hemos de entender que la "velocidad del pensamiento" es la: "velocidad del impulso nervioso", porque si no, no hay respuesta.
Allá por el año 1846, el gran fisiólogo alemán Johannes Müller decidió, en un rapto de pesimismo, que la velocidad del impulso nervioso jamás podría medirse. Seis años más tarde, en 1852, consiguió medirlo uno de sus mejores discípulos, Hermann von Helmholtz, trabajando con un músculo todavía inervado. Helmholtz estimuló el nervio en diversos puntos y midió el tiempo que tardaba el músculo en contraerse. Al estimular el nervio en un punto más alejado del músculo, la contracción se retrasaba. A partir del tiempo de retardo logró calcular el tiempo que había tardado el impulso nervioso en recorrer esa distancia adicional.
La velocidad del impulso nervioso depende del grosor del nervio. Cuanto más grueso es el nervio, mayor es la velocidad. La velocidad depende también de si el nervio está o no aislado por una vaina de material graso. Los nervios aislados conducen más rápidamente los impulsos nerviosos que los no aislados.
Los nervios de los mamíferos son los más eficaces de todo el reino animal: los de mejor calidad conducen los impulsos nerviosos a una velocidad de 362 kilómetros por hora.
Esto quizá parezca decepcionante, porque al fin y al cabo la velocidad del pensamiento no es mayor que la de los viejos aeroplanos de hélice. Pero pensemos que un impulso nervioso puede ir desde cualquier punto del cuerpo humano hasta cualquier otro y volver en menos de 1/25 de segundo (omitiendo los retrasos debidos al procesamiento en el sistema nervioso central). El nervio más largo en los mamíferos pertenece a la ballena azul, que mide unos 100 pies de longitud, e incluso en ese caso cualquier posible viaje de ida y vuelta dentro del cuerpo lo puede realizar el impulso nervioso en poco más de medio segundo. Lo cual es bastante rápido.

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texto complementario 

Biografía de Isaac Asimov

(Petrovichi, Smoliensk, 1920 - Nueva York, 1992) Escritor estadounidense de origen ruso que destacó especialmente en el género de la ciencia-ficción y la divulgación científica.
Nacido en el seno de una familia judía, fue el primogénito del matrimonio formado por Judah Asimov y Anna Rachel Berman. Algunos biógrafos fijan erróneamente su nacimiento el día 4 de octubre de 1919, sin reparar en el hecho de que su madre modificó esta fecha con el propósito de que el pequeño Isaac pudiese ingresar en la enseñanza pública un año antes del que le correspondía por su edad.
A comienzos de 1923, la familia Asimov abandonó la recién creada Unión Soviética para trasladarse a los Estados Unidos de América. Instalados, en un principio, en el barrio neoyorquino de Brooklyn (habitado en su mayor parte por ciudadanos hebreos), los Asimov salieron adelante en su nuevo país merced a la tienda de dulces regentada por el cabeza de familia, negocio que poco a poco fue prosperando y mudando de ubicación.
En dicho establecimiento se ponían a la venta una serie de publicaciones de ciencia ficción que el jovencísimo Isaac comenzó a devorar con verdadera curiosidad tan pronto como hubo aprendido a leer, sin sospechar que, con el paso de los años, algunas de esas revistas habrían de salir a la calle llevando en sus portadas su propio nombre.
Esta precocidad intelectual animó a sus progenitores a facilitarle una temprana formación escolar, por lo que su madre falsificó su fecha de nacimiento para hacer posible su ingreso, en 1925, en una escuela pública de Nueva York. Cursó luego su formación secundaria en la East New York Junior High School, donde se graduó en 1930; pasó luego a la Boys High School, en la que permaneció hasta 1935, año en el que, una vez completados con brillantez sus estudios de bachillerato, se halló preparado para emprender su formación superior con tan sólo quince años de edad.
Matriculado en la universidad neoyorquina de Columbia en 1935, al cabo de cuatro años Isaac Asimov ya había conseguido el título de Licenciado en Químicas; posteriormente, nuevos estudios superiores le permitieron licenciarse en Ciencias y Artes y doctorarse en Filosofía. En contra del deseo de sus padres, que esperaban que se dedicara al ejercicio de la Medicina, Asimov decidió que su futuro profesional pasaba necesariamente por el cultivo de la literatura.
Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó para la Marina estadounidense en unos laboratorios de Filadelfia. En 1942, contrajo matrimonio con Gertrudis Blugerman, con la que tendría dos hijos. Acabada la contienda, Asimov abandonó su puesto en la Navy y siguió estudios de Bioquímica en la Universidad de Columbia, en la que se doctoró 1948. Al año siguiente ingresó en el claustro de la Medical School de la Universidad de Boston, para ejercer la docencia en calidad de profesor ayudante de Bioquímica, materia que continuó explicando en dichas aulas durante casi un decenio (1949-1958).
En 1970, Isaac Asimov se separó de su esposa Gertrude para casarse, tres años después, con Janet Opal Jeppson, con la que no tuvo descendencia. A comienzos de la década de los noventa, a raíz de una intervención quirúrgica motivada por una grave afección prostática, Isaac Asimov se vio obligado a reducir su intensa actividad creativa e investigadora. La muerte le sobrevino en la ciudad de Nueva York a comienzos de la primavera de 1992, como consecuencia de un fallo cardíaco y una insuficiencia renal.
La obra de Isaac Asimov
Escritor prolífico (más de quinientos títulos publicados) y gran divulgador, la obra futurista de Asimov ha gozado de gran popularidad por el sabio equilibro que consigue entre el estilo, la imaginación literaria y el mundo tecnológico y científico. En 1939 empezó a publicar cuentos de ciencia ficción en las revistas especializadas, imponiéndose en pocos años como el principal representante de la rama "tecnológica" de este género, en la que la visión del mundo futuro y de nuevas formas de organización social se basa siempre en premisas de carácter científico (aunque más o menos futuristas) y los avances tecnológicos correspondientes.
Yo, Robot se basó en la obra de Asimov
En sus relatos de robots, recogidos en Yo, Robot (1950) y El segundo libro de robots (1964), Asimov fijó las tres leyes de la robótica, que ponen al robot al servicio total del hombre y, aunque algunas veces parecen violarlas, se acaba descubriendo que esto sucede en aras de un interés superior de la Humanidad. Pero mientras los robots evolucionan hacia un modelo androide de inteligencia y lucidez moral superiores a las de los hombres, éstos, movidos por sus impulsos egoístas, incuban una profunda hostilidad hacia ellos.
Entre 1942 y 1949 Asimov publica en Astounding Science Fiction los relatos que después constituirán su Trilogía de las Fundaciones, compuesta de Fundación (1951), Fundación e Imperio (1952) y La segunda Fundación (1953). Este desigual pero poderoso corpus de historias se centra en la decadencia de un enorme
Imperio galáctico de origen terrestre y sobre el intento del psicólogo Hari Seldon para limitar a sólo mil años el período de barbarie que ya ha comenzado, objetivo que se propone gracias a las dos fundaciones de científicos y psicólogos que él ha creado para este fin y a la "psicohistoria", nueva ciencia para predecir los comportamientos futuros de las masas.
En 1983 publicó una continuación de la Trilogía, Los límites de la Fundación, novela bastante prolija, llena de intrigas por el poder e interrogantes que resolver. Entre sus varias novelas de los años cincuenta, a menudo sólo parcialmente logradas, destacan Abismos de acero (1953) y El sol desnudo (1957), en donde Asimov asocia con éxito la ciencia ficción con la investigación policíaca, creando el personaje del detective Elijah Baley, auxiliado en su trabajo por un robot.
En esta última novela es especialmente afortunada la descripción de la sociedad terrestre que vive bajo bóvedas de acero subterráneas y en condiciones prácticamente de miseria, en comparación con los planetas supercivilizados de los cuales depende. De 1972 es Los propios dioses, con sus memorables habitantes de un "universo paralelo", de consistencia fluida y que conviven formando tríadas.
Las novelas de Asimov, generalmente más satisfactorias que sus numerosísimos cuentos, tienen un estilo a menudo sin relieve, basado casi exclusivamente en los diálogos, y dedicado poco más que a servir de vehículo a las tesis del autor. Pero en este tejido de ideas está también su fuerza, y el buen ritmo de su redacción consigue casi siempre implicar al lector en un crescendo excitante, proponiendo, con una argumentación infatigable, infinitas preguntas sobre el hombre y sobre el intrincado camino con el que intenta programar su propio futuro.
Con sus decenas de libros de divulgación científica, Asimov afirmó siempre su fe optimista en un progreso basado en un uso racional de la ciencia y la tecnología. En el terreno de la divulgación, también abordó otros campos del saber, como la historia, las matemáticas, la psicología y la sociología, y llegó a hablar de una nueva disciplina humanística, la psicolohistoria, que, según su propuesta, sería una suma de las aportaciones de las cuatro ramas del conocimiento humano recién mencionadas. Llevado de su afán didáctico, escribió también algunas obras destinadas al público infantil y juvenil, en las que combinaba la ficción con una serie de rudimentos científicos e históricos.



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Bloque 1
pensamiento 




texto 1
EXILIO
Edmond Hamilton

¡Lo que daría por no haber hablado de Ciencia Ficción aquella noche! Si no lo hubiéramos hecho, en estos momentos no estaría obsesionado con esa bizarra e imposible historia que nunca podría ser comprobada 
ni refutada.

Pero tratándose de cuatro escritores profesionales de relatos fantásticos, supongo que el tema resultaba ineludible. A pesar de que logramos posponerlo durante toda la cena y los tragos que tomamos después, Madison, gustoso, contó a grandes rasgos su partida de caza, y luego Brazell inicio una discusión sobre los pronósticos de los Dodgers. Más tarde me vi obligado a desviar la conversación al terreno de la fantasía.
No era mi intención hacer algo así. Pero había bebido un escocés de más, y eso siempre me vuelve analítico. Y me divertía la perfecta apariencia de que los cuatro éramos personas comunes y corrientes.
-Camuflaje protector, eso es -anuncié-. ¡Cuánto nos esforzamos por actuar como chicos buenos, normales y ordinarios!
Brazell me miro, un poco molesto por la abrupta interrupción.
-¿De qué estás hablando?
-De nosotros cuatro -Respondí-. ¡Qué espléndida imitación de ciudadanos hechos y derechos! Pero no estamos contentos con eso… Ninguno de nosotros. Por el contrario, estamos violentamente insatisfechos con la tierra y con todas sus obras; por eso nos pasamos la vida creando uno tras otro, mundos imaginarios.
-Supongo que el pequeño detalle de hacerlo por dinero no tiene nada que ver -inquirió Brazell escéptico.
-Claro que sí -admití-. Pero todos creamos nuestros mundos y pueblos imposibles muchísimo antes de escribir una sola línea, ¿verdad? incluso desde nuestra infancia, ¿no? por eso no estamos a gusto aquí.
-Nos sentiríamos mucho peor en alguno de los mundos que describimos -replicó Madison.
En ese momento, Carrick, el cuarto del grupo, intervino en la conversación. Estaba sentado en silencio como de costumbre, copa en la mano, meditabundo, sin prestarnos atención.
Carrick era raro en muchos aspectos. Sabíamos poco de él, pero lo apreciábamos y admirábamos sus historias. Había escrito relatos fascinantes, minuciosamente elaborados en su totalidad sobre un planeta imaginario.
-Lo mismo me ocurrió a mí en una ocasión- dijo a Madison.
-¿Qué? -preguntó Madison.
-Lo que acabas de sugerir… Una vez escribí sobre un mundo imaginario y luego me vi obligado a vivir en él - contesto Carrick.
Madison soltó una carcajada.
-Espero que haya sido un sitio más habitable que los escalofriantes planetas en los que yo planteo mis embustes.
Carrick ni siquiera sonrío.
-De haber sabido qué viviría en el, lo habría creado muy distinto -murmuró.
Brazell, tras dirigir una mirada significativa a la copa vacía de Carrick, nos guiñó un ojo y pidió con voz melosa:
-Cuenta nos cómo fue, Carrick.
Carrick no apartó la mirada de la copa mientras la giraba entre sus dedos al hablar. Se detenía entre una frase y otra.
“Sucedió inmediatamente después de que me mudara junto a la Gran Central de Energía. A primera vista, parecía un lugar ruidoso, pero, en realidad, se vivía muy tranquilo en las afueras de la ciudad. Y yo necesitaba tranquilidad para escribir mis historias.
“Me dispuse a trabajar en la nueva serie que había comenzado, una colección de relatos que ocurrirían en aquel mundo imaginario. Empecé por crear detalladamente todas las características físicas de ese mundo y del universo que lo contenía. Pasé todo el día concentrado en ello. Y cuando terminé ¡Algo en mi mente hizo clic!
“Esa breve y extraña sensación me pareció una súbita materialización. Me quede allí, inmovilizado, al tiempo que me preguntaba si estaría enloqueciendo, pues tuve la repentina seguridad de que el mundo que yo había creado durante todo el día acababa de cristalizar en una existencia concreta en alguna parte.
“Por supuesto, ignoré esa extraña idea, salí de casa y me olvidé del asunto. Pero al día siguiente sucedió de nuevo. Dedique la mayor parte del tiempo a la creación de los habitantes del mundo de mi historia. Sin duda los había imaginado humanos, aunque decidí que no fueran demasiado civilizados pues eso imposibilitaría los conflictos y la violencia indispensable para mi trama.
“Así pues había gestado mi mundo imaginario, un mundo de gente que estaba a medio civilizar. Imaginé todas sus crueldades y supersticiones. Erguí sus bárbaras y pintorescas ciudades. Y, justo cuando terminé aquel clic resonó de nuevo en mi mente.
“Entonces si me asusté de verdad pues sentí con mayor fuerza que la primera vez esa extraña convicción de que mis sueños se habían materializado para dar paso a una realidad sólida. Sabía que era una locura; sin embargo, en mi mente tenía la increíble certeza. No podía abandonar esa idea.
“Traté de convencerme de descartar tan loca convicción. Si en verdad había creado un mundo y un universo con solo imaginarlos, ¿dónde se hallaban? Desde luego no en mi propio cosmos. No podría contener dos universos…, completamente distintos el uno del otro.
“Pero, ¿y si ese mundo y este universo de mi imaginación se habían concretado en la realidad en otro cosmos vacío? ¿Un cosmos localizado en una dimensión diferente a la mía? ¿Uno que contuviera solamente átomos libres, materia informe que había adquirido forma hasta que, de alguna manera, mis concentrados pensamientos les hicieron tomar las imágenes que yo había soñado?
“Medite esa idea de la extraña manera en que se aplican las leyes de la lógica a las cosas imposibles. ¿Por qué los relatos que yo imaginaba no se habían vuelto realidad en ocasiones anteriores y solo ahora habían empezado a hacerlo? Bueno, para eso había una explicación plausible. Viva cerca de la Gran Central de Energía. Alguna insospechada corriente de energía emanada de ella dirigía mi imaginación condensada, como una fuerza súper amplificadora, hacia un cosmos vacío donde conmociono la masa informe y la hizo apropiarse de las formas que yo soñaba.
“¿Creía en eso? No. Por supuesto que no, pero lo sabía. Hay una diferencia entre el conocimiento y la creencia; como alguien dijo: ‘Todos los hombres saben que algún día morirán y ninguno cree que llegará ese día’. Pues conmigo ocurrió lo mismo. Me daba cuenta que no era posible que mi mundo fantástico hubiese adquirido una existencia física en un cosmos dimensional diferente, aunque, al mismo tiempo, yo tenía la extraña convicción de que así era.
“Y entonces se me ocurrió algo que me pareció entretenido e interesante. ¿Y si me creaba a mi mismo en ese otro mundo? ¿También seria yo real en él? Lo intenté. Me senté en mi escritorio y me imaginé a mi mismo como uno más entre los millones de individuos de ese mundo ficticio; pude crear todo un trasfondo familiar e histórico coherente para mí en aquel lugar. ¡Y algo en mi mente hizo clic!”
Carrick hizo una pausa. Todavía contemplaba la copa vacía que agitaba lentamente entre sus dedos.
Madison le incitó a continuar:
-Y seguro despertaste allí y una hermosa muchacha se acercó a ti y preguntaste “¿Donde estoy?”
-No sucedió así -respondió Carrick sombrío-. No fue así en absoluto, desperté en ese otro mundo, sí. Pero no fue como un despertar real. Simplemente, aparecí allí de repente.
“Seguía siendo yo, pero era el yo imaginado por mí para ese otro mundo. Se trataba de otro yo que siempre había vivido allí…., del mismo modo que sus antepasados. Verán, yo lo había creado todo.
“Y mi otro yo era tan real ene mundo imaginario creado por mí como lo había sido en el mío propio. Eso fue lo peor. Todo en ese mundo a medio civilizar era tan vulgar dentro de su realidad…”
Hizo una pausa.
“Al principio, me resulto extraño. Caminé por las calles de aquellas bárbaras ciudades y mire los rostros de las personas con un imperioso deseo de gritar en voz alta: ‘¡Yo los imaginé a todos! ¡Ninguno de ustedes existía hasta que los soñé!’.
“Sin embargo, no lo hice. No me habrían creído. Para ellos, yo no era más que un miembro insignificante de su raza. ¿Cómo podían creer que ellos, sus tradiciones y su historia, su mundo y su universo, habían surgido súbitamente gracias a mi imaginación?
“Cuando ceso mi turbación inicial, me desagrado el lugar. Lo había creado demasiado bárbaro. Las salvajes violencias y crueldades que me habían parecido tan seductoras como material para una historia, eran aberrantes y repulsivas en mi propia carne. Solo deseaba volver a mi mundo.
“¡Y no pude regresar! No había forma. Tuve la vaga sensación de que podría imaginarme de vuelta en mi mundo así como había imaginado mi viaje a ese otro. Pero fue en vano. La extraña fuerza que había propiciado el milagro no funcionaba en la dirección contraria.
“La pasé bastante mal al percatarme de que estaba atrapado en un mundo desagradable, extenuado y bárbaro. Primero pensé en suicidarme. Sin embargo, no lo hice. El hombre se adapta a todo. Y yo me acoplé lo mejor que pude al mundo creado por mí.
-¿Que hiciste allí? Quiero decir: ¿Que función cumpliste? -preguntó Brazell
Carrick encogió de hombros.
-No dominaba las habilidades y destrezas del mundo que había creado. Solo poseía mi propio oficio… el de contar historias.
Empecé a reír.
-¿No querrás decir que empezaste a escribir historias fantásticas?
El asintió, sombrío.
-No me quedó más remedio. Era lo único que podía hacer. Escribí historias sobre mi propio mundo real. Para esa gente, mis relatos eran de una imaginación desbordante… y les gustaron.
Nos echamos a reír. Pero Carrick permaneció mortalmente serio.
Madison llevo la broma hasta sus últimas consecuencias.
-¿Y cómo te las arreglaste para regresar finalmente a casa desde ese otro mundo que habías creado?
-¡Nunca regrese a casa! -respondió Carrick con un amargo suspiro.

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texto complementario 
Biografía de Edmond Hamilton
Edmond Moore Hamilton (21 de octubre de 1904 - 1 de febrero de 1977) popular y prolífico autor estadounidense de relatos y novelas de ciencia ficción.
Comenzó su andadura en el género de la literatura fantástica con el número del mes de agosto de 1926 de la revista Weird Tales y rápidamente se convirtió en uno de los pilares de la publicación, junto con H. P. Lovecraft y Robert E. Howard, escribiendo 79 obras de ficción entre 1926 y 1948.
Se le considera, con E.E. "Doc" Smith, el creador del subgénero de la "space opera", es decir de grandes y extravagantes aventuras espaciales tratadas de forma romántica en las que aparecen los arquetipos del héroe-villano, y con argumentos típicos que tratan sobre viajes estelares, batallas con razas extraterrestres o imperios galácticos.
Su personaje más famoso de este subgénero es el Capitán Futuro (Captain Future) Curtis Newton, del cual se publicaron 27 relatos entre 1940 y 1951 (no todos escritos por Hamilton) y que se convertiría en una serie de dibujos animados japonesa en 1978 con 52 episodios, tras la muerte del autor.
Hamilton fue el primer ganador de un premio de literatura fantástica (el Julio Verne, antecesor de los Hugos) con su relato "The Island of Unreason" (Wonder Stories, mayo de 1933).
En 1946 Hamilton inició una colaboración con DC Comics que duraría hasta 1966 y realizó numerosos guiones para Superman y Batman. Fuente: varias, principalmente wikipedia (inglés, traducción propia) y scifipedia.